El lastre de la crisis
La situación económica actual está altamente resquebrajada. El boom financiero ha dado lugar a una situación inigualable que está repercutiendo de forma muy agresiva a la sostenibilidad y el desarrollo de las personas.
Llevamos arrastrando esta crisis mundial desde hace unos cuantos años y parece aún no haber luz al final del túnel. Las medidas que va implantando nuestro gobierno así como desde los que se aplican desde Bruselas no parecen hacer un efecto bastante reparador sino que más bien parece que estemos en un punto muerto, estancados.
Estamos en un momento bastante delicado que está causando graves estragos a familias que se ven sin facilidades ni recursos para poder mantenerse generando unas limitaciones bastante precarias. Lograr hacer frente a las distintas necesidades económicas supone un reto bastante complicado de asumir y por ello muchos intentan conseguir dinero rápido.
Algunas empresas, al ver que las entidades financieras no ponen de su parte, se erigen como bancos y proporcionan préstamos y créditos a quienes lo necesitan con tal de establecerse como salvavidas, como un recurso auxiliar. El éxito de estas entidades es bastante notable y más cuando tantas y tantas personas se ven totalmente desprotegidas para poder abastecer todo lo que arrastran.
El empobrecimiento y las deudas son graves efectos de la crisis. Además, el recorte de medios básicos como la educación y la sanidad está marcando unos matices que rozan casi la ilegalidad debido a que parece que estamos ante un retroceso democrático. Las desigualdades y el recorte de derechos básicos así como la subida de impuestos están poniendo en la cuerda floja a todos nuestros políticos al estar realizando unas reformas tan agresivas que ellos denominan “necesarias” para poder salir de la crisis. Sin embargo, la aplicación de estas medidas no parecen estar generando mejoras más bien al contrario.
Las reformas aplicadas en el ámbito laboral tampoco son de gran ayuda puesto que facilitan a las empresas a despedir de una forma bastante más sencilla, lavándose las manos y generando graves estragos en las personas trabajadoras. Además, la bajada de sueldos tampoco hace nada a favor para la mejora puesto que con la subida de impuestos muchos se ven incapaces de mantenerse.
Las graves consecuencias de la crisis son bastante evidentes y está claro que es altamente urgente que se lleve a cabo un cambio de políticas con tal de poder generar una verdadera reforma que nos permita salir adelante y evolucionar.
Las desigualdades sociales son cada vez más claras y el incremento de pobreza está llegando a unos índices bastante llamativos que a la larga causará más repercusiones debido al descontrol que hay. Las consecuencias de la crisis, a pesar de estar viviéndolas en nuestro presente, aun no han acabado de completarse y si seguimos así arrastraremos durante muchas décadas el lastre de la crisis financiera y social. Debemos, por tanto, reclamar que se lleve a cabo un cambio real y contundente que permita salir a flote lo antes posible para evitar que las repercusiones sigan inflándose cada vez más.